Día de las personas cooperantes: la profesión que no debería costar la vida
Lunes, 8 septiembre 2025Hoy, en el Día de las Personas Cooperantes, hablamos de cifras que son personas. De hombres y mujeres que decidieron dedicar su vida a cuidar la de otros en lugares donde la guerra, la pobreza o el miedo lo ocupan todo. Y, sin embargo, cada vez es más peligroso ejercer esta vocación: la violencia contra quienes salvan vidas se ha convertido en una alarmante tendencia global. En 2024 murieron 383 trabajador@s humanitari@s en 27 países, la mitad de ellos en Gaza.

Y la cuenta sigue. En lo que va de 2025, hasta agosto, ya han sido asesinados 265 trabajador@s humanitari@s. A estas muertes se suman cientos de vidas marcadas por la violencia: solo en 2024 se registraron 308 heridas, 125 secuestradas y 45 detenidas. Son cifras que duelen porque detrás de cada número hay una historia interrumpida, una familia rota, una comunidad que pierde a alguien imprescindible.
Los contextos más peligrosos son siempre los mismos: zonas de guerra, crisis humanitarias extremas, países al borde del colapso. Gaza, Sudán, Ucrania y otros territorios inestables concentran la mayoría de los ataques. Allí, los cooperantes no solo enfrentan el caos del conflicto: también deben sobrevivir a agresiones directas, ataques a hospitales, bloqueos a la ayuda médica o la negación del acceso a quienes más lo necesitan.
Todo esto ocurre a pesar de que el derecho internacional humanitario protege explícitamente a quienes trabajan en la salud y la ayuda en conflictos armados. La realidad demuestra, sin embargo, que esa protección se incumple de manera sistemática.
Hay un dato que suele pasar desapercibido: entre 2000 y 2023, el 86% de las víctimas mortales eran personal local de las organizaciones. Médicos, enfermeras, conductores de ambulancias o técnicos que, además de vivir en contextos de guerra, deciden quedarse y servir a su propia comunidad. Son los héroes anónimos que rara vez aparecen en los titulares, pero que representan la columna vertebral de la cooperación internacional.
Una llamada urgente
Ante este panorama, Naciones Unidas, la Organización Mundial de la Salud, el Consejo Internacional de Enfermeras y decenas de ONG lanzamos un llamamiento unánime: basta de impunidad. Basta de normalizar que salvar vidas pueda costar la propia. Reclaman protección efectiva, rendición de cuentas y acción internacional inmediata. Porque lo que está en juego no es solo la seguridad de los cooperantes: es la esperanza de millones de personas que dependen de ellos para sobrevivir.
Más peligroso que nunca
Ser cooperante sanitario hoy es más arriesgado que en cualquier otro momento de la historia reciente. Los números lo confirman: las muertes y ataques no dejan de crecer. Pero más allá de la estadística, lo que se pone de relieve es algo aún más doloroso: el mundo se está acostumbrando a que cuidar, curar y acompañar en contextos de guerra sea un acto que puede costar la vida.
Este Día de las Personas Cooperantes, recordemos que detrás de cada bata, cada estetoscopio o cada caja de medicinas, hay alguien que eligió la solidaridad como forma de vida. Y que su protección no debería ser una opción: debería ser un compromiso global.